Resignación de un soñador

Aviso, esta entrada está escrita desde un punto de vista muy personal, bastante pesimista y habiendo pasado una semana de perros. Así que siéntete libre de cerrar ahora la pestaña del navegador o callar para siempre, ni al navegador ni a mi nos va a parecer mal :P.

Siempre me he considerado un soñador, una persona que nunca ha querido ponerse límites en según qué aspectos. Eso me hace sentir vivo. Sin embargo creo que no es malo conocer tus límites sino todo lo contrario. Hace que te puedas organizar mejor y que puedas asumir tus capacidades. Tengo que aprender.

Esta semana ha sido un desastre, con una media de 11 horas de curre al día, sin descansar lo suficiente, con los 3 piojos en casa medio griposos y algunas otras circunstancias que no vienen al caso... lidiando con demasiados toros para tan poco torero.

Sin embargo, aún con esa estampa, lo peor ha venido de mi fuero interno. Ha sido un flash, como cuando vuelves a casa del hospital con una (o varias) criaturas en el grupo cero y te das cuenta de que ya nada será como antes.

Ha ocurrido de la forma más inesperada, viendo un video de Youtube. De repente cerré los ojos y me vi aplicando todas esas técnicas y herramientas de las que estaban hablando en la reproducción. Abrí los ojos y seguía sentado en la silla del Ikea de mi despacho. Resignación de un soñador.

Escribo estas lineas porque, aunque sé que es bastante improbable que vuelva a cerrar los ojos y ocurra algo parecido a lo que mi mente imaginó durante esos cinco gloriosos segundos, el soñador que llevo dentro muchas veces se niega a resignarse.

Y cuatro párrafos después, ya no tengo tan claro si es bueno o malo ponerse límites, asumir que nunca vas a llegar, o soñar con que algún día puedas estar ahí, divirtiéndote con lo que haces.

About the author

Óscar
has doubledaddy super powers, father of Hugo and Nico, husband of Marta, *nix user, Djangonaut and open source passionate.