¿Has probado a reiniciar?

Cuando cualquier mínimo problema se vuelve adversidad y se hace una gran bola de un indefenso copo de nieve puedes intuir algo está fallando. Y puedes afrontarlo de varias formas, una de ellas es seguir alimentando esa gran masa que acabará por explotar algún día. La otra pasa por reiniciar.
Y por reiniciar me refiero - haciendo un barato símil con el mundo de la informática - a liberar memoria, refrescar todo lo que te esté ralentizando en ese momento, ventilar el sobrecalentado coprocesador, dejar que descansen por un momento procesador, memoria y placas...
Cada día es menos costoso reiniciar, porque normalmente tienes la capacidad que te da la experiencia de poder ver los problemas desde diferentes puntos de vista. Puntos de vista que enriquecen la existencia y te hacen valorar que, hoy en día, el hecho de tener un problema es sinónimo de sentirse vivo. Y eso es todo un lujo.
En el mismo momento que un problema no te haga sentir vivo, o no tengas motivos suficientes para afrontarlo con optimismo e intentar darle la vuelta a la tortilla, permítete un lujo que hasta ahora es gratis y no lleva ningún impuesto asociado. Dar un paseo, salir a correr, cerrar los ojos durante 5 minutos, estirar la espalda, respirar profundo, contar hasta N, ir al gimnasio, al cine, en bici...
¿Has probado a reiniciar?. Funciona.