El rosa y el negro

31 de diciembre, muy dado a hacer balance, echar la vista atrás y ver lo bueno y lo malo que ha sucedido en estos últimos 365 días. Es un ejercicio intenso, la última vez que intenté algo parecido fue hace 5 años. Hoy tampoco me apetece meterme ese faenón de repasar mentalmente mes a mes lo que ha dado de sí el calendario.

Simplemente acabo de llegar a casa y, mientras los niños duermen su siesta, me apetece sentarme delante del teclado y reflexionar con vosotros sobre lo más importante que este 2013 ha dado a nuestras vidas. Lo rosa y lo negro.

Hace un año estábamos recibiendo a estos dos piojos como se merecían, con un bocadillo de jamón y una copita de champán, rosa. Hoy estamos los 4 en casa, ellos durmiendo y su madre y yo aprovechando este momento de calma para relajar las muñecas en sendos teclados, rosa. Más tarde iremos a cenar con la familia, muy rosa.

Así que el año empezó siendo duro, cambiando el estilo de vida y adaptando nuestras necesidades a sus necesidades. Siguió siendo más duro todavía cuando, poco a poco, te das cuenta que no es una situación temporal, no es cosa de 2 meses, ya no volverás a dormir como antes, negro. Pasan cosas que te hacen ver del rosa el negro color de la suerte. Negro, todo pasa.

Sustos, disgustos personales, profesionales, encontronazos, discusiones. ¿Vas a ponerte esa negra careta de víctima?, por supuesto que no. Tienes que aprender a sacar lo positivo de todas esas malas experiencias. Sigues aquí, sigues vivo y sigues con ganas de hacer cosas. Rosa, y todo pasa.

Y al final te das cuenta de que el rosa sigue existiendo entre todos esos manchurriones negros, con la familia, con los amigos que te llevan de turismo justo cuando más lo necesitas, con los que te enseñan nuevas cosas que saben que te apasionan, con los que - día a día - te aconsejan, aguantan tus penurias, tus disgustos y tu falta de sueño.

Pero lo más rosa de todo, con mucha diferencia, son esos dos piojos que se levantan por la mañana, te miran desde la cuna, sonríen como diciendo "sácame de aquí que empieza la fiesta". Y no esperan nada de tí. La inocencia del niño que sólo te pide que le hagas caso o cosquillas. Caso o cosquillas, eso es todo. Como decía, lo más rosa del mundo.

Y en el 2014, osea mañana, no pretendo ni hacer más deporte ni leer más ni ser mejor persona ni tener más dinero ni aprender a cocinar. Sólo quiero seguir viendo rosa cuando las cosas se vuelvan negras, porque seguro que volverán.

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Óscar
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